Si bien es cierto que un cuerpo puede
ser todo un manjar también es cierto que hay quien tiene
gustos más refinados que otros, por ende tener un cuerpo
perfecto que se acerque a ti no será suficiente si la actitud no es
la más adecuada, si el vocabulario es vulgar, si no se tiene un
hábito de higiene, cosas sencillas que pueden marcar notoriamente la
diferencia.
El hombre, esto de forma general,
siempre busca mantener una apariencia y una conducta de lo contrario
evitaremos a tal persona o le huiremos.
Imaginemos el hecho que con una mujer
elegante se halle un hombre cavernícola, irrespetuoso, que haga
comentarios fuera de lugar y esté completamente desaliñado, o que
por el contrario un hombre refinadamente elegante tenga colgado de su
brazo una mujer que actué una mujer hermosa pero que manifieste una
conducta vulgar, que con solo su vestimenta diga que esta por sexo o
que cuando hable sea grosera.
Estos tipos de detalles marcan una gran
distancia en una persona que este atractivo pero su conducta lo
opaca, entonces para cambiar esto hay que empezar de nuevo,
desaprender y aprender de nuevo. Manejar una conducta apropiada, un
carácter seguro e incluso un vestuario que inspire respeto y
admiración, más allá del deseo está las relaciones sociales y es
lo que dará paso a involucrarnos en diferentes estratos sociales. El
placer no hace distinción de posición social pero tener un
encuentro íntimo con una persona que tenga una actitud apropiada
puede guardar las apariencias y pasar desapercibidos.
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